Ulises Wensell era uno de los ilustradores y pintores más destacados de nuestro país. Entre sus obras se encuentran ilustraciones de cuentos de Gloria Fuertes, Fernando Alonso y Carmen Conde. Fue galardonado con el Premio Nacional de Ilustración en 1978 y con el Premio Lazarillo en 1979, entre otros muchos reconocimientos. Había nacido en Madrid en 1945 y falleció el pasado 29 de noviembre.
Algunas de las razones que Ulises hacía públicas (explicando por qué ilustraba libros para niños) en un artículo aparecido en el Boletín de la Asociación Española de Amigos del IBBY (Año III, Nº 4, diciembre 1985):
- Porque disfruto con los libros ilustrados para niños por las mismas razones que los niños (la curiosidad, el descubrimiento, el puro regocijo) y por algunas otras, inevitablemente adultas, como las estéticas.
- Porque me gustan los planteamientos elementales y sencillos que me permitan comunicar unas cuantas experiencias estéticas simples y fundamentales (la luminosidad de un verde, el brillo de un charco de agua, el reflejo de la luz en los objetos).
- Porque tengo moral alta, mucha moral, como decimos en Madrid, y no desdeño ningún tema, texto o pie de letra para lanzarme a una creación libre pero no arbitraria, gozosa pero sensata, humorística cuando se puede y casi siempre animosa.
- Porque me encanta descubrir en un niño o niña que contempla mis imágenes un guiño de sorprendida complicidad: aquél es «nuestro» mundo.
- Porque me gusta expresar, de un modo comprensible para los pequeños, que hay belleza por todas partes y creo que el niño la descubre y le hace feliz descubrirla.
- Porque me despierta gran ternura lo que me rodea y quiero comunicarla.
- Porque mis personajes se quieren o acaban queriéndose, se enfadan pero poco, y si se entristecen enseguida se alegran y me gustaría que la vida fuera como yo la ilustro.
- Porque me compensa hacer un trabajo que sé que es apreciado y no hay público más agradecido y agradable que el infantil.
- Porque sigue sorprendiéndome cada vez, al hojear algún libro que yo no he hecho, encontrar en sus páginas mis personajes y mis actitudes, mis elefantes o mis gatos, mis brillos de agua, mis ambientes y mis colores... ¡Qué cosas pasan!
- Porque me emociona pensar que algo que he hecho en Madrid puede comunicar con niños y adultos de los que me separan más de veinte mil kilómetros y conectar con su sensibilidad. (Acabo de recibir el «Olw Price» que se otorga en Japón, por votación popular, a las ilustraciones más estimadas por el público visitante de la Muestra organizada por las compañías Shico-Sha y Maruzen).
- Porque me gustaría haber sido Miguel Ángel pero no estoy tan descontento de ser yo.
- Porque casi me sentí Miguel Ángel cuando me concedieron el Premio Nacional a la mejor labor de ilustración en su primera convocatoria. Después consideré como un elogio y respeté como un veto la «sugerencia» de que no me presentara más veces porque «no se lo iban a dar siempre a los mismos».
- Porque no abandoné definitivamente los pinceles cuando recibí un mal golpe de moral por parte de cierta editorial española para la que había ilustrado muchos libros.
- Porque pude abrirme a otras posibilidades y descubrir que en muchos países hay muchos niños y muchos adultos que disfrutan contemplando mis imágenes y aprecian lo que en ellas ven.
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