martes, 21 de junio de 2016

¿Punto y aparte o punto y seguido...?

Hace la friolera de 63 meses (cinco años completos y un trimestre añadido) inauguramos el blog de la biblioteca, al que le pusimos de nombre artístico “servetbiblio”. Tras unos comienzos medianamente animosos, en los que colaboraron colgando algún post, otras personas del Seminario de Biblioteca, se me quedó pegada (por unas razones o por otras) la necesidad de sacarlo adelante, alimentándolo convenientemente. Y a ello me entregué con ánimo y ganas, incluso hasta dos años después de mi pase al retiro.

Yo creo que un blog que refleje la marcha o el movimiento de un grupo de personas y una instalación, o que deje constancia de lo que, desde ella, se va haciendo, tiene un valor que aumenta con el paso del tiempo y por eso ese empeño en continuarlo hasta –incluso- más allá de lo razonable.

Transcurrido todo ese tiempo, ahora es el momento de pasar página y que sean los que están quienes decidan qué hacer con él. Continuar dándole vida para que sirva de estímulo y memoria de las iniciativas lectoras, escritoras o bibliotecarias; o bien, dejarlo como está, con los contenidos que atesora (que no son pocos), puesto que todo su contenido, al menos de momento, sigue accesible para quien quiera consultarlo. Pasado el verano, que decidan...

Que sepas, en todo caso, que éste que estás leyendo es el artículo o post número 414 (un capicúa para terminar...) y que, según el contador instalado en el blog, en el tiempo que hace que funciona ha tenido casi 59.000 visitas.

El breve texto que sigue a estas líneas de despedida es el contenido completo del primer post publicado, con la fecha en la que se produjo dicha publicación. Solo faltaría la foto de Gabriel Celaya, para ofrecerlo completo.

Mariano Coronas Cabrero

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21 de marzo de 2011. BIENVENIDOS

Hoy día 21 de marzo, Día Internacional de la Poesía, inauguramos el blog de nuestra biblioteca escolar. Queremos que sea un foro de información, intercambio, discusión... sobre libros, lecturas, bibliotecas...
Nada mejor que empezar con unos versos de Gabriel Celaya quien escribió que "la poesía es un arma cargada de futuro":


"Maldigo la poesía concebida como un lujo
cultural por los neutrales
que, lavándose las manos, se desentienden y evaden.
Maldigo la poesía de quien no toma partido hasta mancharse."


lunes, 20 de junio de 2016

Enlaces de actualidad

Dos enlaces de interés:

1.       El primero, con el blog de la biblioteca escolar del colegio público de Mequinenza, para que puedas ver lo que hicieron dos padres y dos madres de niños y niñas de nuestro colegio que acudieron a realizar la sesión anual de cuentacuentos:




2.       El segundo, con La cadiera de Macoca, en el que podrás leer un artículo, publicado recientemente en la revista ÁGORA de Ejea de los Caballeros, donde se desgrana un abcedario de acciones de fomento de la lectura y de la escritura, puestas en funcionamiento durante muchos años en nuestro colegio:




jueves, 26 de mayo de 2016

La emigración también se cuenta...

Nueva tanda de sesiones de cuentacuentos, la segunda del curso escolar, (cuyo fin se adivina a poco que nos asomemos al horizonte), en la biblioteca escolar del colegio. En esta ocasión, haciendo referencia a la inmigración, a quienes abandonan sus países de origen por diferentes motivos y deben buscar los elementos básicos y necesarios para rehacer su vida a miles de kilómetros de donde nacieron y vivieron...

Los libros que han servido de referencia y, a la postre, los títulos de los cuentos han sido:


Uga Maluga, que no es una tortuga ni una oruga... El diario de las cajas de cerillas. Los colores de la casa. Los cuatro viajeros... Finalmente, entre todos y todas han inventado y representado un cuento colectivo titulado: “Las aventuras de Mario Jons, en busca de la charca perdida”.

Un esfuerzo y una tradición que ya viene de lejos y que se mantiene viva, gracias al esfuerzo de unas cuantas personas.








miércoles, 11 de mayo de 2016

Sobre textos escritos...

EXPOSICIÓN VIRTUAL SOBRE LA ESCRITURA

He aquí un documento amplio y variado, para ser degustado poco a poco... La escritura lleva muchos siglos presente entre las clases populares y entre las ilustradas. Se anotaban en cuadernos las cosechas, los jornales aportados, los nacimientos de los hijos o de las hijas, los animales y su evolución: si estaba preñada una cerda o una vaca; se anotaban los partos; si se vendía un animal; si se compraban aperos... Se escribían cartas de comunicación y afecto o de petición de ayudas; cartas desde la emigración o desde el frente de combate; cartas de petición de mano, de novedades en un viaje... Se escribían a mano las escrituras, las donaciones, los contratos, las compras y las ventas, etc. Y había quien escribía poemas, cuentos, textos amplios, narraciones que acababan siendo libros... Y todos y todas, comenzamos a escribir en la edad escolar y en la escuela (y si no todos y todas, una gran cantidad de personas no han podido olvidar sus escritos escolares, con más o menos afecto). Bueno, pues, esta exposición virtual invita a un recorrido por soportes e intenciones diferentes... Hoy, cuando la escritura está sufriendo profundos cambios, gracias o a pesar de las nuevas tecnologías, es muy recomendable que –gracias a ellas- podamos deslizarnos por muestras de distintas épocas que ofrecen un panorama complementario, curioso y didáctico. Apta para toda clase de públicos... 

Estupenda idea para mover al personal y realizar una recopilación de esos documentos familiares y montar una exposición local con textos de diferentes épocas...



“... Con ese fin hemos trazado un sencillo guión basado en las situaciones, espacios y circunstancias que más necesidad de escritura han generado entre las clases populares. El contenido específico de cada una de las secciones se explica en los textos que las introducen. El conjunto nos sitúa ante palabras escritas para anotar el fluir diario, el cotidiano escolar, los vaivenes de la adolescencia, la rutina del trabajo, los jirones del destino, la fuerza del amor, el desarraigo de una emigración forzosa, el trauma de una guerra o la inconsolable soledad de una prisión. Escrituras que registran las cuentas de una hacienda o de un negocio, el valor de una cosecha, las angustias económicas, los nacimientos y muertes de la familia o las incertidumbres del clima, en fin todo aquello que determina el día a día de las sociedades tradicionales. Apuntes de lo inmediato apegados al discurrir ordinario, con sus ritos y sus gestos. Escrituras, también, de la ausencia o conversaciones entre ausentes, al modo clásico, en las que se impone el deseo de mantener cauces de comunicación personal o familiar, hilos de unión en la lejanía, puentes de papel en la distancia. De ahí los millones de cartas y postales que cruzaron el océano entre finales del siglo XIX y la primera mitad del XX, las numerosísimas que recorrieron la geografía española durante la Guerra Civil y la II Guerra Mundial o las muchas que sirvieron y sirven para romper simbólicamente el aislamiento de una cárcel. A veces estos mismos extrañamientos desencadenan un hábito de escribir más sostenido, diálogos en la soledad derramados sobre un papel convertido en la mejor medicina frente a las zozobras de la vida. Naufragios que precisan del diario como terapia o simple refugio. Escrituras invisibles situadas al otro lado del espejo. Espejos de papel donde vernos reflejados para tratar de entendernos, saber lo que pensamos o desahogar el interior asfixiante. Diarios y memorias escritos en la habitación propia o en un espacio de reclusión donde la escritura nos hace algo más libres. En fin, páginas y fragmentos de memoria que se suman a los trazos indecisos o firmes pergeñados sobre un cuaderno escolar, allí donde comenzó la aventura escrita de muchos de nosotros y nosotras, cerrando el círculo de una trayectoria que transcurre, como la vida misma, desde la cuna a la sepultura. La escritura y la vida, que diría Jorge Semprún, unidas desde el principio al fin.” (Antonio Castillo Gómez)

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Y, a continuación, el enlace donde clicar para empezar esa atractiva visita virtual:



viernes, 8 de abril de 2016

Pequeñas bibliotecas en Afganistán

Historias que merecen conocerse...

http://www.nytimes.com/es/2016/04/05/afganos-siembran-libros-para-alimentar-mentes-hambrientas/?smid=fb-share-es

En Afganistán renace la esperanza gracias a pequeñas bibliotecas

Por MUJIB MASHAL 5 abril 2016

  
Matiullah Wesa, en el centro, con su hermano Muhammad Atta y sus sobrinas en la biblioteca que establecieron hace tres años en su hogar en Spinbaldak, al sur de Afganistán. CreditAndrew Quilty para The New York Times


PANJWAI, Afganistán – A simple vista, no es una biblioteca grande: solo son dos estantes con 1600 libros y revistas en un sótano de un polvoriento callejón de viviendas en el distrito rural de Panjwai, al sur de Afganistán. Los colchones y cobijas apilados en una esquina evocan la habitación de invitados que alguna vez fue este cuarto.

Sin embargo, es fácil darse cuenta de que la comunidad y, sobre todo los más jóvenes, valoran cualquier oportunidad de satisfacer su curiosidad. Este lugar fue el corazón de la insurrección talibán en los años noventa y se volvió un sinónimo de las tragedias y privaciones de la guerra.

Hassanulá, de 18 años, sacó prestado “Historia general”. Muhammad Rahim, de 27 años, vino por “The Fires of Hell” y lo devolvió al día siguiente; al poco tiempo se lo llevó prestado Nabi, de 12 años. Taher Agha, de 15 años, prefirió “Of Love and the Beloved”, y lo tuvo durante 10 días. Otro hombre joven, próximo a contraer matrimonio, llamó para asegurarse de que tenían una copia de “Tareas del hogar”. Recorrió 10 kilómetros en su bicicleta para buscarlo.

La biblioteca de Panjwai es obra de Matiullah Wesa, un estudiante de 22 años de Kandahar, quien está en la India terminando sus estudios en ciencias políticas. Durante ocho años la Pen Path, una organización de voluntarios que Wesa lanzó en su adolescencia, ha trabajado para volver a abrir las escuelas cerradas por la violencia y llevar libros a las áreas más afectadas por el conflicto.

Después de su lanzamiento en enero, la biblioteca de Panjwai tuvo 24 visitantes en su primer mes, según Muhammad Nasim Haidary, quien cuida la biblioteca.

Sin embargo, el interés de un par de lectoras que se acercaron a las mujeres de la familia Haidary ha causado un dilema en esta sociedad en la que es mal visto compartir los nombres de las mujeres en público.

¿Cómo llevar un registro de los préstamos de libros si no se pueden escribir los nombres de las mujeres? Una propuesta era usar seudónimos, pero eso crearía otro problema: ¿cómo podría Haidary recordar el seudónimo de cada mujer?

El año pasado, la organización de Wesa lanzó una campaña nacional, sobre todo en redes sociales, y logró recolectar aproximadamente 20.000 libros. La competencia por el estatus social es profunda en este país y Wesa se aprovechó de eso para fomentar contribuciones. Hasta la contribución más pequeña, de solo un par de libros, fue celebrada en línea con una fotografía del donador y una palabra de gratitud.

Los libros han servido para establecer siete modestas bibliotecas en las provincias más devastadas por la guerra: Helmand, Kandahar, Khost, Kunar y Wardak.

Panjwai, que se encuentra a una hora en automóvil desde Kandahar, se asocia con una horripilante atrocidad: la matanza de 16 civiles por parte de un sargento del ejército estadounidense en marzo de 2012. Pero, para los residentes, el lugar se convirtió en un infierno años antes de eso.


“Panjwai era como el horno de una panadería: te quemabas si entrabas”, dijo Haidary. “Si decías que eras de Panjwai, la gente te tenía miedo”. Ahora el distrito ha estado en relativa calma. Incluso a medida que el talibán ejerce presión en provincias vecinas, el alcance del gobierno se ha mantenido en Kandahar.

Wesa en un momento de oración en la biblioteca comunitaria que fundó en el distrito de Panjwai, hasta hace poco una de las zonas más peligrosas del sur de Afganistán. CreditAndrew Quilty para The New York Times

La biblioteca familiar en Spinbaldak, que ahora está abierta al público como parte de la organización de voluntarios de Wesa, tiene casi 4000 libros organizados en estantes metálicos. En medio de la sala con alfombras, hay un calentador de gas para lectura invernal, un cenicero y una escupidera para quienes deseen un cigarrillo o una pizca de tabaco sin humo.

La biblioteca se maneja mediante un sistema de honor. Los registros de libros son mínimos en parte porque otro hermano de Wesa, Atta Muhammad, es el encargado de la biblioteca y solo tiene una alfabetización muy básica.

“Si es una persona que conozco muy bien, solo apunto el número de libros que se llevó, no los detalles de todos los libros”, dijo Atta Muhammad. Cuando los libros no son devueltos a tiempo, Atta llama o visita las casas de quienes sacaron los libros. Pese a sus esfuerzos, se han perdido varias docenas de libros, en su mayoría nunca devueltos por quienes los sacaron prestados.

Wesa planea abrir varias bibliotecas el próximo año y convertir la campaña del libro en una red más organizada de voluntarios a lo largo del país. Hace poco sostuvo una conversación con un acaudalado empresario del oriente de Afganistán y el hombre le hizo una oferta: donará 20.000 libros a una biblioteca con la condición de que llevara el nombre de su padre.

En su emoción, Wesa prestó poca atención a los tabúes culturales al dar su respuesta: “Le dije que incluso la llamaría como su madre; lo que sea por conseguir los libros”.
Taimoor Shah colaboró con este reportaje.

martes, 5 de abril de 2016

Castillos y fiesta medieval

Un proyecto de Educación Infantil

¿A quién no le hubiera gustado, con tres, cuatro o cinco años (y más) caminar bajo arcadas de piedra, almenas elevadas y otros elementos arquitectónicos medievales para acceder diariamente a su clase? Pues eso es lo que han estado haciendo los niños y niñas de Infantil del CEIP Miguel Servet de Fraga durante el segundo trimestre de este curso...
Todo ello tiene que ver con la decisión de sus profesoras de trabajar en todos los niveles de esa etapa educativa, el tema de los castillos. Centro de interés o proyecto de trabajo e investigación que ha transformado las aulas, los pasillos y el hall del edificiode educación Infantil, en una suerte de recinto medieval con elementos significativos de ese tiempo histórico, colocados en los pasillos, en las aulas o en las paredes de unos y de otras. Se ha contado con la colaboración de algunas familias que instalaron en el hall del edificio, el castillo completo que habían construido y decorado, o aportaron materiales diversos y colaboraron en la motivación de sus hijos e hijas hacia el tema de trabajo.Otras, han aprovechado el “tirón medieval”, la motivación especial de sus hijos e hijas para hacer viajes de fin de semana a algunos de los castillos de la geografía aragonesa: Montearagón, Loarre, Monzón, etc. y hacerse fotos familiares en los recintos mencionados...

Un proyecto pensado para ir trabajando desde todas las inteligencias múltiples; de modo que se han ido realizando actividades lingüísticas, matemáticas, de expresión corporal, de expresión plástica: han medido la distancia a la que llegaban las flechas en el tiro con arco; han hecho maquetas del castillo con cajas; han escuchado, recitado o cantado romances tradicionales, viendo las diferentes versiones;han leído mapas; han realizado su escudo personal con los elementos heráldicos necesarios o confeccionado el estandarte con el que llegar al castillo de Monzón para realizar la visita... Y una aproximación para ir descubriendo qué es real y qué es fantástico; qué es una leyenda y qué es un hecho histórico... Aprendieron algunas danzas medievales y trabajaron con los oficios para ir viendo cuáles había (que ya han desaparecido), especialmente relacionados con los trabajos y el mantenimiento del castillo.Para llevar adelante todo el proyecto han manejado libros, han consultado documentos en Internet, vídeos, películas, mapas, etc.

Todo el alumnado de la etapa de Infantil , con sus maestras, han realizado dos salidas para conectar lo que iban hablando y descubriendo en el aula con la realidad circundante. La primera fue al casco histórico de Fraga, donde, además de la visita al Palacio Montcada, pudieron ver también portaladas, estructuras arquitectónicas de marcado carácter medieval; eso sin contar con algunos escudos nobiliarios que todavía adornan las paredes exteriores de algunos edificios fragatinos. La segunda salida, con autocar incluido, fue la que se realizó a la vecina ciudad de Monzón para visitar su imponente castillo. Poder ascender a la montaña donde está ubicado, entrar en el recinto, recorrer algunas de las dependencias, observando la grandiosidad de las mismas, la robustez de los muros, la ornamentación de las estancias y todo ello, bajo las explicaciones sugerentes de las visitas teatralizadas que realizó un grupo de personas de la localidad, les causó un gran impacto... Fue una traslación mental y física a la edad media...

Y, para poner el punto final o el punto y aparte, el pasado 23 de marzo, por la mañana, organizaron una Jornada medieval/Medieval day/Diada medieval, llena de actividades y sorpresas. Las profesoras de Infantil habían preparado ocho espacios en el patio de recreo a donde iban acudiendo otros tantos grupos internivelares de niñas y niños, que rotaban convenientemente para pasar por casi todos ellos y que respondían a denominaciones como:construimos torres y castillos, photocall medieval, la manta medieval de colores, luchas de globos y espadas, las justas medievales, taller de artesanos, puntería y cuento medieval…El rey Mariano y la reina Mercè iban saludando a sus “vasallos” y recibían los saludos de los mismos, un poco asombrados de que una pareja de “reyes” anduviese paseando por el patio. Finalmente, todos los niños y niñas y el profesorado correspondiente, hicieron un corro grande y bailaron una danza medieval... Y no quedó ahí la cosa, porque todo el alumnado de Primaria, con sus maestros y maestras, visitaron el comedor del gran banquete y la ornamentación medieval y vieron la interpretación en el patio de la danza medieval. Y llegó el tiempo de recreo y todos se tomaron un respiro.


Y, como ha quedado sugerido, dentro del edificio de Infantil se había preparado un gran banquete que sería presidido de nuevo por los reyes antes citados. Se habían instalado mesas y sillas, de punta a punta de pasillo, y encima de las mismas estaban los alimentos a degustar: un pan de leche con chocolate, sobre un mantelito de papel conmemorativo, una servilleta y un botellín de agua. En el centro de las mesas, cada poco, una bandeja con galletitas saladas, nubes dulces, ganchitos, etc. Y comenzó el banquete y el profesorado, con trajes del Medievo, atendía a los comensales y disfrutaba del espectáculo, porque era un espectáculo ver a más de cien niños y niñas de infantil, sentados comiendo y sin hacer ningún ruido estridente, rodeados de escudos, pendones, banderolas, lámparas, antorchas, cuadro recreando escenas de caballeros y caballos... Cuando todo terminó, empezaron las vacaciones de semana santa, y lo hicieron con el extraordinario buen sabor de boca de haber participado en el diseño, la realización y la celebración de un proyecto colectivo.















  

viernes, 1 de abril de 2016

Día Internacional del Libro Infantil 2016

Desde 1967, el 2 de abril, coincidiendo con la fecha del nacimiento del escritor danés Hans Christian Andersen, el IBBY promueve la celebración del Día Internacional del Libro Infantil con el fin de promocionar los buenos libros infantiles y juveniles y la lectura entre los más jóvenes.


Cada año una Sección Nacional tiene la oportunidad de ser la patrocinadora internacional del Día del Libro Infantil y selecciona un escritor/a representativo y a un reconocido ilustrador/a de su país para que elaboren el mensaje dirigido a todos os niños del mundo y el cartel que se distribuye por todo el mundo, y se promueva la celebración en las bibliotecas, centros escolares, librerías, etc. 



ERASE UNA VEZ…

Erase una vez una… ¿Princesa? No.
Érase una vez una biblioteca. Y érase también una vez una niña llamada Luisa que fue a la biblioteca por primera vez. La niña caminaba despacio, tirando de una mochila de rueditas enoooorme. Observaba todo con admiración: estantes y más estantes repletos de libros. Mesas, sillas, almohadas de colores, dibujos y carteles en las paredes.
— Traje la foto — le dijo tímidamente a la bibliotecaria.
— ¡Muy bien Luisa! Voy a inscribirte. Mientras tanto puedes ir escogiendo el libro. ¿Sabes que puedes llevarte un libro a casa?
— ¿Uno sólo? — Preguntó decepcionada.
En ese mismo instante sonó el teléfono y la bibliotecaria dejó a la niña con la tan difícil tarea de elegir un único libro en la infinidad de estantes. Luisa arrastró su mochila y buscó, buscó hasta que encontró su libro favorito: Blancanieves. Se trataba de una edición de tapa dura, con hermosas ilustraciones. Con el libro en la mano empujó su mochila de nuevo y, cuando ya estaba a punto de salir, alguien le tocó el hombro. La niña se dio la vuelta y casi se cae para atrás del susto: nada más y nada menos era el Gato con Botas con su libro en la mano, ¡digo, entre las patas!
— Buenos días, ¿Cómo estás? — le dijo haciendo una reverencia.
— Luisa, ¿Acaso no te sabes de memoria todas esas historias de princesas? ¿Por qué no te llevas mi libro El Gato con Botas, que es mucho más divertido?
Luisa con la boca abierta no sabía qué decir.
— ¿Qué te pasa? ¿Te comió la lengua el gato? — Bromeó.
— ¿Eres el Gato con Botas de verdad, verdad?
— ¡Si, en persona, digo, de carne y hueso! Llévame a tu casa y sabrás todo sobre mi historia y la del Marqués de Carabas.
La niña, de tan perpleja, solo conseguía asentir con la cabeza. El Gato con Botas, con un toque de magia regresó a su libro y, cuando Luisa estaba a punto de salir de la biblioteca, volvió a sentir un toque en el hombro. Era ella: "blanca como la nieve, colorada como la sangre y con cabellos negros como el ébano". ¿Adivinaste?

— ¡¿Blancanieves!? — dijo Luisa anonadada.
— Luisa, llévame contigo también. Esta edición — dijo mostrándole su propio libro — es una adaptación auténtica del cuento de los hermanos Grimm.
Cuando la niña estaba a punto de coger el libro, el Gato con Botas apareció molesto:
— Blancanieves, Luisa ya escogió. Vete con tus seis enanos.
— ¡Son siete y no seis! ¡ Y ella aún no ha escogido! — le dijo Blancanieves roja de cólera.
Los dos miraban a la niña esperando una respuesta:
— No sé cuál llevar...quería llevármelos todos...
De repente, sucedió algo increíble: fueron saliendo de los libros… Cenicienta, Caperucita Roja, Rapunzel. Un equipo completo de princesas de verdad:
— Luisa llévame a tu casa — le suplicaban todas.
— Yo sólo necesito una cama para dormir un rato — dijo la Bella Durmiente mientras bostezaba.
— Solo cien años — dijo el Gato burlándose.
— Puedo limpiar tu casa, pero de noche tengo una fiesta en el castillo del ....
— ¡Príncipe! — gritaron todos.
— En mi cesta tengo torta y vino. ¿Quién quiere? — Ofreció Caperucita.
Y continuaron apareciendo más personajes: el Patito Feo, la Vendedora de Fósforos, el Soldadito de Plomo y la Bailarina:
— ¿Luisa podemos ir contigo? Somos los personajes de Andersen — pidió el Patito Feo que tan feo… no era.
— ¿ Tu casa está calentita? — preguntó la Vendedora de los Fósforos.
De repente, delante de todos, apareció un lobo enorme, peludo, muy peludo, con los dientes afilados: ¡El lobo feroz!
— Lobo ¿por qué tienes esa boca tan grande? — le preguntó Caperucita por costumbre.
— Yo les protejo — dijo valientemente el Soldadito de Plomo.
El Lobo abrió la boca y… ¿Se los comió a todos? No. Solo bostezó de tanto sueño y les dijo con calma:
— Tranquilos. Sólo quería darles una idea. Luisa se lleva el libro de Blancanieves y nosotros entramos en su mochila que es muy grande.
A todos les gustó su idea.
— ¿Luisa nos dejas ir contigo?
— ¡Claro que sí! — Dijo Luisa abriendo la mochila.
Los personajes hicieron fila y fueron entrando uno a uno:
— ¡Primero las princesas! — dijo la Cenicienta.
Al final aparecieron también los personajes brasileños: el Sací, el Caipora, una muñeca de tela que no para de hablar, un niño muy loquito, una niña con una cartera amarilla, otra con la foto de su bisabuela pegada al cuerpo, un pequeño rey mandón. Todos entraron.
La mochila pesaba más que nunca. ¡Cómo pesan los personajes! Luisa llevo el libro de Blancanieves y la bibliotecaria anotó todo en su ficha.
Poco después la niña llegó a casa feliz. Su mamá le preguntó desde la cocina.
— ¿Hija, llegaste?
— Síííí, mami, llegamos.


Escrito por Luciana Sandroni
Traducido por Elisa Toledo
Ilustrado por Ziraldo



lunes, 14 de marzo de 2016

Alexandra Ardila, repartidora de libros...



De Riohacha a las rancherías en bicicleta llevando lecturas a niños wayuu
marzo 10 de 2016
Alexandra Ardila, una Comunicadora Social que vino para quedarse en La Guajira.
Por: Nelson Rodelo Celedón, colaborador de LaGuajiraHoy.com
Con piernas de acero y bajo un sol abrazador, Alexandra Ardila pedalea su bicicleta en medio de zonas desérticas para llegar a las rancherías, lugares casi inhóspitos, donde a los indígenas que moran allí los acompaña el Trupío, el Dividivi y la brisa que lleva consigo memorias de arena.


Al llegar a su destino, baja de su bicicleta, saluda a los indígenas, especialmente a los niños, quienes la reciben con una bulla estruendosa cargada de felicidad y pronunciando palabras como: “Llego la seño”, “llegó la señora de los libros”, “llegó la de la bicicleta grande” e incluso nunca falta el travieso niño que dice: “llego la vieja loca esa”.
Para muchos es atrevido lo que hace Alexandra. Pedalear con el viento llenándole la cara de arena y rodeada de miles de elementos puntiagudos postrados en el suelo amenazando con desinflar los neumáticos no es fácil. Sin dejar de lado algún antisocial que quiera arruinar la travesía o un animal que se interponga sorpresivamente en el camino.

Sin embargo, ella asegura que el pedaleado vale la pena: “cuando llegamos, los niños wayuu refuerzan su aprendizaje con la lectura de cuentos. Yo he aprendido a narrarles en voz alta los cuentos interpretando los personajes y ellos disfrutan de cualquier historia, que a veces la califican como curiosa o divertida”.

Cómo llego a La Guajira

Alexandra es de Bogotá y en el 2005 decidió venir a la capital de La Guajira persuadida por su esposo, quien ya laboraba en la ciudad. Su cónyuge le pinto un lugar paradisíaco donde a pesar de las múltiples necesidades, se respiraba tranquilidad y la gente era “super querida” y hospitalaria; la conminó a dejar su trabajó en la Alcaldía de Sibaté, Cundinamarca, y se la llevó aún sin tener un sitio donde vivir en La Guajira. “Me vine con la ropa que traía puesta: una pantaloneta, eso sí empaqué como dos cajas de libros, mi par de bicicletas y vámonos”.
En Riohacha ha pasado las vicisitudes típicas de la ciudad: la escasez de agua, los cortes abruptos de energía eléctrica, las inundaciones agresivas, el vertimiento de aguas negras, entre otros.




Sin embargo, todas esas dificultades no fueron óbice para que su célebre pasión naciera: enseñar a leer a niños de la etnia wayuu para ayudarles a construir un futuro mejor.
Su labor empezó en el barrio Villa Fátima, después que su casa en el sector del barrio Marbella resultara afectada por múltiples inundaciones. Viendo el interés de los menores, se trasladó a Bogotá para buscar cientos de libros que guardaba en su vivienda y los trajo a ese barrio, habitado en su mayoría por indígenas, y en el cual decidió construir su casa edificándola con madera, para complementar el trabajo de las escuelas a través de la promoción de lectura.

Su verdadera pasión

Alexandra Ardila estudió Comunicación Social y Periodismo, luego de trabajar como reportera en un noticiero nacional, decidió renunciar por la presión de sus jefes y el acelerado ritmo de trabajo que le provocaba mucho estrés.
Confiesa que la lectura la ha vuelto inquieta. Cuando era niña se reunía con un grupo de amigos a leer cuentos de todos los colores y sabores: cuentos árabes, de Hadas, chinos, de autores colombianos y muchos otros. De joven leyó El Quijote de la Mancha y ese libro le despertó un ávido espíritu aventurero que hasta el día de hoy, cuando ya ha pasado los 50 años de edad la guía a cualquier parte donde va.

Más adelante su esposo fue el motor que la impulsó a perseguir sus sueños. “Mi esposo era un férreo apasionado de la lectura y me llenó la casa de libros; él me motivó a seguir mi pasión sin importar la escases material o todas las peripecias en el camino, a él le debo mucho”.

 

Reconoce que no es fácil enseñar a niños wayuu porque ellos demuestran timidez a la hora de involucrase en un taller, pero Alexandra utiliza estrategias como ases bajo la manga para sacar ese narrador que ellos llevan por dentro.
Después de leer el cuento, esta profesora asigna talleres. Uno de los puntos que más destaca es la creación de un final alternativo para las historias. “Ellos muchas veces terminan los cuentos; terminan a veces con los personajes viajando a la luna o resucitados y con los nombres de los niños”, señala sonriendo y con la mirada al cielo.
La labor no la ha realizado sola, con sus tres hijos y amigos que creen en este proyecto, han recorrido gran parte del departamento de La Guajira, cargando consigo memorias llenas de alegrías, tristezas y grandes satisfacciones. “Muchos de los niños wayuu que ahora son jóvenes me agradecen con un fuerte abrazo todo ese aprendizaje que les transmití; eso me causa lágrimas de alegría al saber que cumplí prácticamente un deber, pero lo hice de corazón”.

martes, 1 de marzo de 2016

Las artistas borradas de la Generación del 27

Sin nombre y sin sombrero: las artistas borradas de la Generación del 27
Cuando pensamos en la Generación del 27, una de las más reconocidas de la historia literaria y artística española, vienen a nuestra mente nombres como Jorge Guillén, Dámaso Alonso, Federico G. Lorca, Rafael Alberti, Vicente Aleixandre...; incluso Salvador Dalí, Luis Buñuel... Y pocos o ningún nombre de mujer. Nada nuevo en este país, en el que el papel necesario, relevante y  extraordinario de cientos, de miles de mujeres no aparece en la historia oficial.



Tania Balló ha investigado sobre la vida y la obra de estas mujeres y lleva adelante, junto con otras muejres, su proyecto de visibilización de lo que fueron e hicieron, quienes no llegaron al reconocimiento de sus compañeros de “quinta” o de generación.


'Las Sinsombrero' son Ernestina de Champourcín, María Teresa León, Concha Méndez, Maruja Mallo, María Zambrano, Rosa Chacel, Josefina de la Torre y Marga Gil Roësset.

Y, a continuación, unas biografías de “Las sinsombrero”, para conocerlas un poco mejor:

Y un enlace para cada una de ellas:

Poemas de Concha Méndez:


La vida y la pintura de Maruja Mallo:

Poemas de Ernestina de Champourcín:

Fundación María Zambrano:

Libros y biografía de Rosa Chacel:

Poemas de Josefina de la Torre:

Página de Marga Gil:

domingo, 28 de febrero de 2016

Grupo de lectura "Nosotrasleemos"

Desde septiembre de 2005 hasta mediados de 2010, en este blog fuimos escribiendo posts diversos: comentarios de libros leídos, resúmenes de reuniones, poemas, citas literarias... los componentes del Grupo de Lectura: “Nosotrasleemos”, perteneciente al Colegio Miguel Servet de Fraga. 

Un buen día, empezamos a tener problemas para poder entrar porque, cada vez que lo intentábamos, salía la pantallita con el consabido: “Estamos realizando tareas de mantenimiento...” Ahora mismo, si clicas en este link, aparecen todos los post, pero no se abre ninguno:


Pasado un tiempo, un día encontramos una referencia nueva y al abrir el enlace, nos encontramos con que  en esta nueva dirección estaba todo el contenido del citado blog y con acceso a todos los post y comentarios:


Ahora vamos a intentar hacerlo funcionar o cambiar de servidor, llevándonos toda la información, para poder seguir publicando...


El pasado 25 de febrero tuvimos la última reunión, de momento, de los supervivientes de aquel grupo: un encuentro gastronómico-literario que nos permitió hablar de muchas cosas, repartirnos los ejemplares que nos envió Elena Yáguez:, de su libro “Desde que llegó Mauleen” y algunos ejemplares de El Gurrión número 142, la revista trimestral de Labuerda... Y cuando la primavera manifieste sus deseos de quedarse entre nosotros, volveremos a juntarnos y hablaremos de la lectura, de los libros y de la vida, como hemos hecho siempre.