lunes, 22 de febrero de 2016

Biblioteca de tablillas de Ebla (Siria)

La magia de las bibliotecas

Hay que decirlo y repetirlo frecuentemente. Las cosas no siempre fueron como son, en algunos lugares del mundo. Hace cuatro mil años, en asentamientos humanos de la actual Siria había ya espléndidas bibliotecas y gobernantes que fomentaron su fundación y engrandecimiento. Y, en aquellos tiempos, la mayor parte de los territorios de la actual Europa estaban ocupados por grupos humanos con niveles ínfimos de civilización y muy altos de barbarie... Este texto, sacado de un libro que habla de Bibliotecas y algunos links que se ofrecen nos permiten imaginar que allí donde hoy solo hay destrucción por una guerra brutal, hubo gente que apreció el saber y su transmisión a las generaciones futuras. También había gente que destruía lo que otros habían construido, por desgracia...


“Las expediciones arqueológicas han encontrado numerosas bibliotecas antiguas, entre las que destacan las de Ebla, Nínive, Nimrud y Pérgano. La vida cotidiana de civilizaciones legendarias ha quedado al descubierto gracias al descubrimiento de una gran cantidad de tabletas de arcilla. La biblioteca más antigua que se conoce fue hallada en las ruinas de Ebla, en el norte de Siria. Esta ciudad, que en torno al año 2.500 a.C. era un destacado centro comercial, fue destruida en dos ocasiones. Tras la segunda de ellas, en torno al año 1650 a.C., no volvió a recuperarse y el viento cubrió sus ruinas –y sus bibliotecas- con la arena del desierto. Ebla fue poco más que una leyenda hasta la década de 1970, cuando fue desenterrada por un grupo de arqueólogos que terminó recuperando veinte mil tablillas de arcilla cubiertas de escritura cuneiforme.

Como es habitual en las bibliotecas antiguas, las tablillas de Ebla habían sido colocadas en estanterías pegadas a los muros. Cuando los ejércitos invasores de Ebla las quemaron, o se degradaron con el paso del tiempo, las estanterías se hundieron por el peso de las tablillas. Según uno de sus excavadores, las tablillas “cayeron una sobre otra en montones horizontales, como cartas de una baraja”. Así es como las encontraron.

Muchas de las tablillas de Ebla estaban escritas en un dialecto desconocido hasta entonces, llamado semita noroccidental, o “cananeo antiguo” (también conocido como “eblaíta”). Otras estaban escritas en sumerio, una lengua muy estudiada y bien comprendida por los arqueólogos. Entre los documentos había tablillas con glosarios que entremezclaban palabras de ambas lenguas, lo cual permitió la traducción del eblaíta.


Las tablillas de Ebla documentaban la vida económica y cultural de los doscientos cincuenta mil habitantes de la ciudad, que mantenían relaciones comerciales con gentes de otras ochenta poblaciones diferentes. Una de las salas de la biblioteca contenía listas de bebidas y comida, aparentemente las cuentas de los mensajeros oficiales y los funcionarios del Estado. Otras tablillas trataban del comercio textil, el principal de los negocios de Ebla, mientras que otras muchas lo hacían sobre impuestos. Algunas tablillas contenían leyendas, himnos, encantamientos mágicos, así como datos y observaciones de carácter científico, incluidos textos sobre zoología y mineralogía. Las tablillas de Ebla también contienen las primeras referencias a la ciudad de Jerusalén.”


 (Páginas 29-30 del libro “Bibliotecas. Una historia ilustrada”, de Stuart A.P. Murray)
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