El día 18 de enero de 2012, por la tarde, viajamos
hasta Alcolea de Cinca, remontando desde Fraga, ese río que nos une.
Acudimos al CEIP José Manuel Blecua, invitados por su directora, nuestra amiga
María José Baila, que fue maestra de nuestro colegio hace unos años. Quería que
las madres cuentacuentos de nuestro colegio hablasen con un grupo de madres
entusiastas del suyo, que quieren incorporarse plenamente a esa hermosa labor
de colaborar de una manera más directa en las tareas de animar la biblioteca
escolar. Ellas querían ver cómo se organizaban y qué hacían realmente a la hora
de contarles cuentos a los chicos.
Y, ya de paso, se aprovechó esa circunstancia para
hacer un cuentacuentos improvisado a todo el alumnado del centro, dividido en
dos grupos.
Nati, Mari Carmen, Carla y Eve contaron La vaca y
la mosca, Un gato en el tejado, Matrioska, La memoria de los árboles y
El rey con las orejas de caballo. Los niños y las niñas asistentes miraban
con curiosidad a aquellas “cuentistas” que habían aparecido en la
biblioteca de su colegio y atendieron y aplaudieron cada uno de los cuentos… Y
no se querían marchar, cuando se les invitó a ello porque otro grupo tenía que
venir o cuando se les anunció que ya, definitivamente, había terminado la
actuación.
Posteriormente, en la misma biblioteca, mantuvimos
una reunión informal con las madres de Alcolea para explicar el contexto de
trabajo: vinculación a la biblioteca escolar y eslabón de la cadena de acciones
que se llevan a cabo en torno a un tema concreto que marca el Seminario de BLI.
Las madres de Fraga hicieron partícipes a las de Alcolea de cómo suelen
organizarse para seleccionar los libros que acabarán contando; cómo utilizan
distintas técnicas en las que se apoyan para contar los libros y mostraron
algunos materiales que guardan de su ya larga trayectoria. Una reunión
distendida, en torno a un café, unas pastas y una tarta riquísima que se
prolongó hasta las cinco de la tarde.
Una reunión organizada entre colegas que
piensan que los afectos y los intercambios animan, estimulan y nos hacen
crecer, y que vale la pena echarnos una mano, ofrecer o compartir los
recorridos para ver nacer en otro lugar un grupo de gente que haga de la
palabra, hilo; hilo que lía, hilo que une, hilo que cuando se teje, abriga,
consuela, anima y fortalece. Seguro que nos volveremos a ver en algún futuro
intercambio…
¡Qué hermoso y enriquecedor!
ResponderEliminar...y qué bien contado. Dais envidia.
Buenos deseos
Bibliolibre