Doris
Lessing, Premio Príncipe de Asturias
de las Letras 2001 y Premio Nobel de Literatura 2007, ha muerto hoy a los 94
años de edad. Ofrecemos algunos enlaces con la noticia y un artículo completo, publicado
en el diario digital Público.es, en 2007, año en el que fue galardonada
con el Nobel de Literatura.
http://cultura.elpais.com/cultura/2013/11/17/actualidad/1384699418_834154.html
EFE. Estocolmo 07/12/2007 – Público.es
Doris
Lessing, la ganadora del Nobel de Literatura con más edad de la historia de estos
premios, se abstrajo de agradecimientos y menciones a su persona para dedicar
hoy su conferencia en la Academia Sueca de Estocolmo a los que, por falta de
acceso a la cultura, jamás desarrollarán su talento literario.
"Sobre no ganar el premio
Nobel" fue el título de su conferencia, que leyó su editor en Reino Unido,
Nicholas Pearson, en el Gran Hall de la Academia Sueca, después de que Lessing
anunciara su ausencia en la capital sueca aduciendo problemas de salud.
Sí estuvieron
su hija Jean y sus nietas Anne y Suzanna y, a pesar de la ausencia de la
homenajeada, dejó constancia de su indeleble compromiso con las injusticias del
mundo: "Aquí estoy hablando de libros nunca escritos, escritores que nunca
lo serán porque los editores no están allí. Voces sin escuchar. No es posible
evaluar este gran desperdicio de talentos, de potencial", argumentó.
La
escritora de "El cuaderno dorado" (1962), nacida en la antigua Persia
hace 88 años, recuerda cómo el anterior ganador del premio, el turco Orhan
Pamuk, V.S. Naipaul o John Coetzee, consiguieron brillar por su literatura en
países pobres porque tenían "una íntima conexión con las bibliotecas, los
libros, la tradición", aseveró.
Lessing se
traslado a Zimbabue con cinco años, cuando todavía era Rodesia, y se acercó
entonces a la realidad de la descolonización, que daría pie a su primer libro,
"Canta la hierba" (1949) en el que ya mostró su sagaz escritura y su
afán por establecer escalas de grises hasta en un contexto tan tendente a lo
maniqueo como el "apartheid".
Mientras se
encuentra con gente que pasa las horas en internet, en determinadas zonas de
Asia, África y Latinoamérica hay una gran carestía de, entre otras cosas, lo
que consideró lo más importante para escribir: "Encontrar ese espacio
vacío (...) que es como una manera de escuchar, de atender, al que llegan las
palabras, las palabras de los personajes que hablan, ideas, inspiración".
Y es que su
decepción con el mundo no es incompatible con su idea de renovación absoluta,
según la cual "es el contador de historias, el fabricante de sueños, el
creador de mitos, el que es nuestro Fénix". "Pienso que la mujer
que estaba hablando sobre libros y una educación cuando no ha comido en tres
días, quizá nos defina a nosotros mismos", concluyó, haciendo referencia
al poder de la ensoñación.
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