
El
intercambio de materiales entre bibliotecas ofrece siempre la posibilidad de
dar a conocer o de conocer y participar de la imaginación y buenas prácticas de
otras personas. Todo lo que hemos generado desde nuestra biblioteca escolar:
boletines, guías de lectura, libritos de diferentes formas, álbumes de cromos,
marcapáginas, “leocas”, polípticos informativos, etc., etc. ha ido a parar en
un número importante a las manos de personas que trabajan en ámbitos similares
y que son sensibles y receptivas a estos intercambio naturales que nos abren
horizontes nuevos.
Hace pocas fechas, recibimos una caja , con una sugerente
leyenda exterior: “Los molinos del saber popular”. Venía de Chinchilla
(Albacete) y lo enviaba Luz del Olmo, una bibliotecaria amiga o una amiga
bibliotecaria. Contenía cuatro molinos y 16 aspas. Éstas tenían impresos, cada
una de ellas, la mitad de un refrán y los ocho refranes que podían formarse
procedían de El Quijote. Las aspas se colocaban con facilidad encima de los
molinos, gracias a los imanes que tenían el uno y las otras.
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