martes, 27 de enero de 2015

El diario de las cajas de fósforos

La nieta descubre una caja de puros llena de cajas de cerillas y el abuelo le anima a que tome una en sus manos y vea qué hay en el interior... Cada objeto allí guardado tiene una historia detrás, que el abuelo le cuenta a su nieta; de modo que en una caja de puros está guardada una vida por capítulos. Un vida que no está escrita, se necesita un narrador que cuente por qué guardó un hueso de aceituna o unas pipas, o una chapa, una plumilla, un diente... Las ilustraciones son fascinantes, de un realismo extraordinario y con esa patina que no darían ni las fotografías, si quisiéramos sustituir los dibujos por fotos...




Un encuentro intergeneracional; un diálogo en el que los objetos guardados hacen de disparadores de los recuerdos y generadores de las historias que el abuelo almacena en su memoria y cuenta a su nieta embelesada.

Desde luego, el libro es también una sugerente manera de que en el aula se cuenten historias a partir de objetos que pueden pertenecer a las niñas y niños o a alguno de sus familiares y también al maestro o la maestra (que siempre debe participar en estas actividades).

Un libro, sin duda, con mucha posibilidades de estimular la expresión oral y compartir recuerdos, en el aula, en la biblioteca y en el hogar. Un libro que no debería faltar en “La maleta familiar” y, desde luego, tampoco debería de faltar en la casa de un coleccionista, aunque no guarde cajas de cerillas.

Ficha del libro:
 “El diario de las cajas de fósforos”
Autor: Paul Fleischman
Ilustrador: Bagram Ibatoulline
Editorial Juventud - Barcelona, 2014


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