Es lo que hacemos
habitualmente. Recorremos caminos que otros han caminado antes. Queda poco
territorio inexplorado, pero todo por “recaminar”, por “repensar”... Quienes
nos precedieron, en ocasiones, han dejado huellas visibles que podemos
interpretar y que pueden servirnos para iniciar nuevas rutas o definir nuevas
estrategias. En todo caso, sus testimonios, sus vivencias suelen orientarnos si
tenemos la consideración de leerlas y pensarlas.
Tomemos el ejemplar número 1188
de Babelia (suplemento cultural de El País del sábado, del 30 de agosto de
2014). Una página entera está dedicada a reproducir una conferencia dada por
Jaume Vallcorba (editor y creador de Quaderns Crema y Acantilado), en la que
habla de su oficio: “… Editar (y empecé
muy joven, en el colegio, con una revista en ciclostil, y años después continué
en una colección con vagos tintes de vanguardia) ha sido para mí, desde el
principio, proponer a unos amigos que no conocía una lectura que pensaba que
les podía gustar, estimular y enriquecer. Estoy convencido de que un libro es
capaz de modificar a su lector por el simple hecho de haberlo leído; que puede
cambiar, en el lector, algo importante. Porque leer es dialogar, es
<escuchar con los ojos a los muertos y tener conversación con los
difuntos>, como decía Quevedo siguiendo un viejo y noble lugar común. Con
pocos libros se puede tener al alcance el pensamiento humano, y del diálogo con
él deriva, es sabido, cualquier conocimiento y cualquier construcción de una
personalidad, ya sea individual o social…”
Muy interesante todo su
discurso, que puede leerse íntegramente en este enlace:
Del párrafo anterior,
podemos extraer, al menos un par de ideas, aplicables a la escuela. La primera
tiene que ver con las publicaciones que podemos hacer desde el aula o desde la
escuela. Igual hay que aclarar que la palabra “ciclostil” es sinónima de
multicopista; máquina ya desterrada pero que utilizamos profusamente en el
pasado para reproducir documentos informativos y de trabajo para el
profesorado, las familias y el alumnado. Pensemos en la autoedición; en la
posibilidad de editar diferentes materiales desde las aulas o desde la
biblioteca escolar que lleguen a chicos y chicas, a sus familias, al
profesorado y tengamos ejemplares para intercambiar…
La segunda idea, para
debatir o para explorar, es el concepto y significación del libro, en nuestras
aulas y con nuestros escolares (y entre nosotros, los maestros y maestras,
claro). Y dejo abierta la idea en cuestión para que cada cual piense en las
posibilidades que ofrece enfrentar ese interrogante y darle respuesta; pero es
una buena oportunidad para conocer los gustos, la predisposición y compromiso
de nuestros escolares con el libro y la lectura… Puede señalarnos caminos y
tendencias y ayudarnos a definir estrategias, estímulos y actuaciones
concretas.
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